Hola de nuevo! Vuelvo al blog con algo de retraso –disculpadme...–, esta vez para reflexionar sobre la idea de ciencia.
Cerré mi última
entrada con unas contundentes y demoledoras palabras de Kirchmann que
cuestionaban sin paliativos el carácter científico de la pretendida
“ciencia jurídica” o “ciencia del Derecho”.
Lo que no conté fue
el contexto en que aquella idea apareció y las objeciones que
enseguida se sucedieron frente a la misma. Pues bien, en la primera
mitad del siglo XIX surgieron y se desarrollaron con fuerza las
corrientes del positivismo y cientificismo, que acabaron por situar a
las ciencias naturales como las ciencias por excelencia, como el
modelo para el resto de ciencias. Y ello debido a su carácter
exacto, a su vocación de permanencia. Por contra, es innegable que
el Derecho se encuentra en constante evolución y cambio.
Así, lo que viene a
decir Kirchmann es que al estar vinculada la ciencia jurídica a la
legislación y variando esta a voluntad del legislador, la obra del
jurista deviene efímera y éste no puede aspirar a descubrir nada
real y permanente. Las leyes generales que rigen otras ciencias son
imposibles de hallar aquí.
Es cierto que son
numerosos los cambios legislativos que a diario se producen: las
normas cambian, son reformadas, derogadas y sustituidas por otras,
etc. Pero estos cambios no son tan drásticos como pudiera parecer.
Por poner un par de ejemplos, la base de nuestro sistema se encuentra
en el Derecho romano y una norma de gran relevancia como es el Código
Civil data de 1889. El sistema jurídico no cae y se levanta de un
día para otro y los conceptos y métodos que se aplican para su
estudio tienden a permanecer estables. De este modo y al contrario de
lo que suele creerse, el estudio del Derecho no consiste en memorizar
las normas, sino en ser capaz de analizarlas, comprenderlas,
sistematizarlas e interpretarlas de forma racional, con independencia
de que estas cambien. Y es precisamente en la aplicación de ese
método donde radica el carácter científico del Derecho.
Tras la lectura de
los textos propuestos esa es la principal conclusión que he
extraido: la cientificidad de un determinado objeto, es decir su
carácter científico o no, está relacionada con el método que
aplicamos para su estudio. Pero más allá de autoconvencerme de que
realmente estoy haciendo ciencia, veo muy difícil que esta
concepción cale entre la gente, ya que la idea de ciencia asociada
en exclusiva a las ciencias naturales está muy arraigada.
Por otro lado, me ha
gustado mucho el texto referido al progreso indefinido de la ciencia.
Yo creo que esa verdad que buscamos a través de la ciencia es
relativa, que lo que hoy tenemos por incuestionable en el futuro
puede resultar falso, y por ello la ciencia siempre va a continuar
progresando; siempre surgirán nuevos problemas –la capacidad del ser
humano para crearlos es ilimitada...– que habremos de abordar y
resolver.
Lo dejo aquí... nos
vemos mañana!